Hace unos meses se publicó un completo informe sobre la educación médica, acá van las conclusiones:
1. Chile está viviendo profundos cambios en todo el espectro de la educación superior, incluida la enseñanza de la medicina, los que no son exclusivos de nuestro país. Los médicos y sus instituciones tienen la responsabilidad de velar por la calidad de la educación médica y la obligación moral de responder a la fe pública que en ellos deposita la sociedad chilena.
2. Se carece de información confiable, actualizada y oportuna acerca de la cantidad y distribución geográfica de médicos y especialistas en Chile.
3. El costo de los estudios de medicina para los alumnos y sus familias en términos del valor de la matrícula y los aranceles han tenido un significativo incremento en los últimos años, lo que implica el riesgo de que estudiantes idóneos no puedan ingresar a las Escuelas de Medicina por razones económicas.
4. No parece razonable que la atención primaria, que tiene alta prioridad en la atención de salud de la población, esté en una proporción signifi cativa en manos de médicos extranjeros que, mayoritariamente, han ingresado al ejercicio profesional sin ser evaluados. También es inquietante que los médicos chilenos demuestren escaso interés en participar en la atención primaria.
5. No es sensato que médicos graduados en el extranjero puedan ejercer la profesión en Chile sin que hayan sido sometidos a una evaluación de sus competencias y con el mero registro del título en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
6. La relación que desde hace décadas ha existido entre las Facultades de Medicina y el sector público de Salud ha sido extraordinariamente benefi ciosa para el país. Muchos de los logros en salud y educación médica no habrían sido posibles sin ella, entre otros la mejoría progresiva y significativa en la relación médico habitantes. Lamentablemente, esta relación se ha deteriorado en el transcurso de los años.
7. Varios de los hospitales y consultorios públicos en que se realiza la docencia universitaria no reúnen las condiciones de infraestructura, implementación tecnológica, organización y funcionamiento para la adecuada enseñanza de los estudiantes de medicina y de los especialistas médicos.
8. Las principales instituciones médicas chilenas –Academia de Medicina, Facultades de Medicina, Colegio Médico de Chile y Sociedades Médicas- tienen el deber de seguir contribuyendo decisivamente a los controles de calidad de la educación médica en el país.
2. Se carece de información confiable, actualizada y oportuna acerca de la cantidad y distribución geográfica de médicos y especialistas en Chile.
3. El costo de los estudios de medicina para los alumnos y sus familias en términos del valor de la matrícula y los aranceles han tenido un significativo incremento en los últimos años, lo que implica el riesgo de que estudiantes idóneos no puedan ingresar a las Escuelas de Medicina por razones económicas.
4. No parece razonable que la atención primaria, que tiene alta prioridad en la atención de salud de la población, esté en una proporción signifi cativa en manos de médicos extranjeros que, mayoritariamente, han ingresado al ejercicio profesional sin ser evaluados. También es inquietante que los médicos chilenos demuestren escaso interés en participar en la atención primaria.
5. No es sensato que médicos graduados en el extranjero puedan ejercer la profesión en Chile sin que hayan sido sometidos a una evaluación de sus competencias y con el mero registro del título en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
6. La relación que desde hace décadas ha existido entre las Facultades de Medicina y el sector público de Salud ha sido extraordinariamente benefi ciosa para el país. Muchos de los logros en salud y educación médica no habrían sido posibles sin ella, entre otros la mejoría progresiva y significativa en la relación médico habitantes. Lamentablemente, esta relación se ha deteriorado en el transcurso de los años.
7. Varios de los hospitales y consultorios públicos en que se realiza la docencia universitaria no reúnen las condiciones de infraestructura, implementación tecnológica, organización y funcionamiento para la adecuada enseñanza de los estudiantes de medicina y de los especialistas médicos.
8. Las principales instituciones médicas chilenas –Academia de Medicina, Facultades de Medicina, Colegio Médico de Chile y Sociedades Médicas- tienen el deber de seguir contribuyendo decisivamente a los controles de calidad de la educación médica en el país.
9. La formación de especialistas es un proceso que requiere dedicación de jornada completa y dedicación exclusiva para el adecuado cumplimiento de sus obligaciones académicas y asistenciales, teóricas y prácticas.
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El diagnóstico está hecho, ahora se necesita empezar el tratamiento.
El documento en extenso http://www.institutodechile.cl/medicina/publicaciones/Educacion_Medica.pdf
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