Alerta este artículo está escrito basado en la teoría del conflicto y se puede considerar "Marxista". Si usted vive en Santiago probablemente se sentirá afectado, por favor no leer con candidez. Esto no tiene nada que ver con ayuda que se está movilizando en el país, mas bien critica las causas estructurales de la tragedia.
Escribo esta columna con pesar. A cinco días del terremoto que destruyó mi región (VIII) me he dado cuenta el nivel de desorganización con el que se ha intentado paliar el desastre. No quiero culpar a las autoridades de turno, sino más bien revisar el contexto general en que esto ocurre.
Chile es un país extenso, diverso y multicultural, casi inabarcable. A través de su corta historia se ha destacado un desarrollo centralizado, han sido pocos los líderes que han abogado por el progreso y la organización regional (Ramón Freire). Este proceso ha llevado a una construcción asimétrica de las redes de poder, concentrándose este principalmente en la región metropolitana.
¿Cómo quedan descubiertos los efectos de esta simetría con el terremoto? Primero, con una respuesta tardía y descoordinada por parte de las autoridades. Segundo, con una cobertura de prensa inicial focalizada en Santiago. Tercero, con una distribución de expertos desigual (en la ONEMI regional sólo existe UNA persona contratada por honorarios, asimismo pasa con el número de médicos y demás profesionales). Cuarto, inequidad de recursos e inversiones (población que vive en condición de pobreza pre-desastre en la región del Maule 17.7%, Bio Bio 20,7%, Araucanía 20,1%, Metropolitana 10,6%).
Los expertos en recuperación de desastres recomiendan no reconstruir las desigualdades. El proceso de reparación DEBE considerar una regionalización efectiva. Hoy, más que nunca, Santiago NO es Chile.