sábado, 17 de septiembre de 2011

Reensamblar lo social


¿Qué es una "desigualdad en salud"? ¿Cuáles son los procesos que hay detrás para que esta se produzca? ¿Será posible abrir la caja negra?

Existe, sin embargo, una razón aún más importante para rechazar categóricamente el rol asignado a los objetos en la sociología de lo social: vacía las referencias a las relaciones de poder y a las desigualdades sociales de todo significado real. Al dejar de lado los medios prácticos, es decir los mediadores a través de los cuales se produce la inercia, la durabilidad, la asimetría, la extensión, la dominación, y al fusionar todos esos medios diferentes con el poder impotente de la inercia social, los sociólogos son los que ocultan las verdaderas causas de las desigualdades sociales, cuando no son cuidadosos en su uso de las explicaciones sociales. Si hay un punto en el que confundir causa y efecto tiene consecuencias fundamentales es en este punto crítico donde es necesario explicar el efecto vertiginoso de la dominación. Por supuesto, apelar a la "dominación social" podría ser útil como modo de salir del paso, pero es demasiado tentador usar el poder en vez de explicarlo, y ese es exactamente el problema con la mayoría de las "explicaciones sociales": en su búsqueda de explicaciones poderosas, ¿Acaso no es su ambición de poder lo que advierte? Si, como dice el dicho, el poder absoluto corrompe por completo, entonces el uso gratuito del concepto de poder por parte de tantos teóricos críticos los ha corrompido absolutamente, o al menos ha vuelto redundante su disciplina e impotente su política. Al igual que el "poder dormitivo del opio" ridiculizado por Molière, el poder no sólo adormece a los analistas, lo que no sería tan grave, sino que también trata de anestesiar a los actores, y eso es un crimen político. Esta ciencia racionalista, modernista, positivista, alimenta en su viente el fantasma más arcaico y mágico: una sociedad autogenerada y autoexplicativa. La sociología, y especialmente la sociología crítica, demasiado a menudo ha sustituido la madeja estudiada y modificable de los medios para alcanzar poderes con un mundo de poder por sí mismo invisible, inamovible y homogéneo. En la sociología las explicaciones poderosas deben ser contra-controladas y contra-balanceadas.

Por lo tanto, la acusación de olvidar las "relaciones de poder" y las "desigualdades sociales" debería dirigirse contra los sociólogos de lo social. Si los sociólogos de las asociaciones esperan hacerse herederos de esta intuición antigua, venerable y plenamente justificada de las ciencias sociales (a saber, el poder está distribuido de manera desigual), también deben explicar cómo fue posible que la dominación lograra semejante nivel de eficacia y a través de qué medios impensados.

domingo, 28 de agosto de 2011

Pensamiento crítico como disolución de la doxa


Pregunta: ¿Qué es para usted el pensamiento crítico?

Loïc Wacquant: Se pueden atribuir dos acepciones al término "crítica". En primer lugar, una acepción que podría denominarse "kantiana", que designa, en la línea del pensamiento del filósofo Königsberg, el examen evaluativo de las categorías y formas de conocimiento con el fin de determinar su validez y su valor cognitivos; en segundo lugar, una acepción marxiana, que se dirige con las armas de la razón hacia la realidad sociohistórica para sacar a la luz las formas ocultas de dominación y explotación existentes, con el fin de hacer aparecer, en negativo, las alternativas que esas formas obstruyen y excluyen (Max Horkheimer definía como "teoría crítica" aquella teoría que es a la vez explicativa, normativa, práctica y reflexiva). A mi juicio el pensamiento crítico más fructífero es el que se sitúa en la confluencia de estas dos tradiciones y que, por tanto, une la crítica epistemológica y la crítica social, y cuestiona de forma constante, activa y radical las formas establecidas de pensamiento y las formas establecidas de vida colectiva, el "sentido común" o la doxa (incluida la doxa de la tradición crítica) y las relaciones sociales y políticas tal como se establecen en un determinado momento en una sociedad dada.

Puede y debe existir una sinergia entre estas dos formas críticas, de tal modo que el cuestionamiento de la crítica intelectual, la historia de los conceptos, el examen lógico de los términos, las tesis y las problemáticas, la genealogía social de los discursos, la arqueología de los presupuestos culturales (todo aquello que el primer Foucault denominada "episteme") nutran y acrecienten la fuerza de la crítica institucional. El conocimiento de los determinantes sociales del pensamiento es indispensable para liberarlo, en la medida de lo posible, de los determinismos que pesan sobre él (al igual que sobre cualquier otra práctica social) y, por tanto, para hacerlo capaz de proyectarnos mentalmente más allá del mundo tal como nos ha sido dado, para poder inventar otro futuros distintos de que está inscripto en el orden de cosas dado. Para decirlo brevemente, el pensamiento crítico es aquel que nos proporciona, a la vez, medios para pensar el mundo tal como es, y tal como podría ser.

Pensamiento crítico como disolución de la doxa
Loïc Wacquant, 2010

sábado, 27 de agosto de 2011

La puerta giratoria



"Oponerse a la penalización de la precariedad requiere efectuar una triple batalla. Primero, en el nivel de las palabras y los discursos, es necesario someter la importación de seudoteorías elaboradas por comités de expertos en políticas públicas estadounidenses a un control aduanero que posea la forma de una crítica lógica y empírica rigurosa, y frenar los desplazamientos semánticos que llevan, por un lado, a comprimir el espacio del debate (al limitar, por ejemplo, la noción de inseguridad a la inseguridad física, con lo que se excluye la inseguridad social y económica) y, por otro, a hacer común el tratamiento policial y judicial de las tensiones relacionadas con el aumento de las desigualdades sociales (gracias al empleo de nociones confusas e incoherentes como la de violencia urbana). En el campo de las políticas, y después en el de las prácticas judiciales, es necesario oponerse a la multiplicación de los dispositivos que tienden a "ampliar" la red penal y proponer, cada vez que sea posible, una alternativa social, sanitaria o educativa que muestre cómo estas últimas tratan el problema desde su raíz, cuando la vigilancia policial y el encarcelamiento a menudo no hacen más que agravar y acrecentar los problemas que se supone van a resolver. Se sabe que el encarcelamiento, además de afectar sobre todo a las capas sociales más desprovistas (desempleados, indigentes, extranjeros), es de por sí una formidable maquinaria para pauperizar. Es útil, de paso, no olvidar las condiciones los efectos deletéreos de la detención hoy en día, no sólo en los reos, sino también en sus familias y barrios".
La penalización de la pobreza y el surgimiento del neoliberalismo.
Loïc Wacquant (2010).

martes, 16 de agosto de 2011

Repensar la justicia social - Francois Dubet



"En contra de una creencia que hoy parece bien ingenua, no basta con disminuir los obstáculos económicos de la escolaridad para atenuar los efectos de las desigualdades sociales sobre los rendimientos y carreras escolares de los alumnos. La cultura, las ambiciones, las competencias de las familias crean tantas desigualdades ante la escuela como los ingresos"

Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades.
(Dubet, F., 2010)
Entrevista al autor en Sociología Contemporánea.