sábado, 25 de junio de 2011

Matriz de datos: un instrumento para cartografiar la realidad

La actitud científica como estilo de vida

"La adopción universal de una actitud científica puede hacernos más sabios: nos haría más cautos, sin duda, en la recepción de información, en la admisión de creencias y en la formulación de previsiones; nos haría más exigentes en la contrastación de nuestras opiniones, y más tolerantes con las de otros; nos haría más dispuestos a inquirir libremente acerca de nuevas posibilidad, y a eliminar mitos consagrados que sólo son mitos; robustecería nuestra confianza en la experiencia, guiada por la razón, y nuestra confianza en la razón contrastada por la experiencia; nos estimularía a planear y controlar mejor la acción, a seleccionar nuestros fines y a buscar normas de conductas coherentes con esos fines y con el conocimiento disponible en vez de dominadas por el hábito y por la autoridad; daría más vida al amor de la verdad, a la disposición por reconocer el propio error, a buscar la perfección y a comprender la imperfección inevitable; nos daría una visión del mundo eternamente joven, basada en teorías contrastadas, en vez de estarlo en la tradición, que rehúye tenazmente todo contraste con los hechos; y nos animaría a sostener una visión realista de la vida humana, una visión equilibrada, ni optimista ni pesimista."

Mario Bunge

jueves, 16 de junio de 2011

En busca de la acción social en ciencias de la salud

Creo que no nos quedamos ciegos, creo es estamos ciegos.

Ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven.

José Saramago


La observación es un paso esencial en todos los diseños de investigación. Lo que diferencia los diseños de observación de los otros tipos de investigación es que su objetivo es evidenciar “el hacer, por sobre el decir” (Vieytes, 2004). Este tipo de diseño tiene la ventaja por sobre los otros de dar cuenta de realidades difícilmente enunciables por los sujetos investigados, incorporar el lenguaje analógico en la investigación e integrar el mundo de los objetos a la investigación social.


Este tipo de diseño resulta esencial para resolver problemas de investigación relacionados con conductas que pueden ser juzgadas como incorrectas por las personas estudiadas. Un problema frecuentemente investigado en ciencias de la salud es la no adherencia a los regimenes terapéuticos. Se sabe que los pacientes, dependiendo de la enfermedad, adhieren entre un 40 a un 60% a las terapias medicamentosas. Muchas veces esta conducta es ocultada por los pacientes en la consulta por el temor a ser cuestionados o criticados por los profesionales de la salud. La elaboración de un diseño de observación para investigar esta conducta permitiría por un lado determinar la frecuencia real del fenómeno y por otro lado contextualizar utilización de medicamentos en el marco de la vida cotidiana de los pacientes.


Otro problema de investigación que puede ser potencialmente abordado por este tipo de diseños es la implementación de mejoras en los servicios sanitarios. La investigación biomédica constantemente aporta nuevos conocimientos que no siempre se traducen en cambios en la práctica diaria, es frecuente la elaboración de protocolos o guías de práctica clínica que no logran una implementación satisfactoria. La utilización de este tipo de diseños podría ayudar a contextualizar la implementación de las innovaciones y revelar cuales son los principales problemas y limitaciones en su aplicación.


Otro aspecto interesante de los estudios observacionales es que permiten abrir la investigación de “lo social” a los objetos físicos, similar a lo planteado por Bruno Latour en la teoría del actor-red (Latour, 2005). Los objetos, según Latour, además de ser rastros físicos de la actividad humana también tienen capacidad de agencia al actuar como mediadores no-humanos. La etnografía representa una muy buena técnica para incorporar los objetos a la investigación y observar su influencia en la vida cotidiana.


Asimismo creo que los diseños de observación permiten utilizar en la investigación social aspectos biomédicos y clínicos. Según la teoría eco-social el ambiente social y material es “incorporado” (embodiment) en nuestra biología de manera acumulativa a través de nuestra vida (Krieger, 2002), una observación sistemática de estas huellas biológicas permitiría “leer” la influencia de factores sociales en el cuerpo humano.


Bibliografía:

  • Vieytes, Rut (2004). Metodología de la investigación en organizaciones, mercado y sociedad: epistemología y técnicas. Buenos Aires, Editorial de las ciencias.

  • Latour, Bruno (2005). Re-ensamblar lo social. Una introducción a la Teoría del Actor-Red. Buenos Aires, Editorial Manantial.

  • Krieger, Nancy (2002). Glosario de epidemiología social. Rev Panam Salud Pública vol. 11 n°5, mayo/junio 2002.


En búsqueda del sentido: la experiencia de enfermar

En la antropología médica anglosajona se hace una diferencia entre disease e illness. La primera palabra hace relación a las enfermedades tal como se enuncian desde el discurso biomédico, es decir, como entidades clínicas y fisiológicas a las que los profesionales sanitarios se aproximan desde una perspectiva objetiva y empirica. La segunda palabra se refiere al padecimiento o la experiencia subjetiva de enfermar en el contexto amplio de la existencia. La subjetividad de los pacientes rara vez es integrada en el discurso biomédico ya que sus perspectivas desafían las categorías previamente establecidas.


En la sociología médica sucedió algo similar. En 1951 Talcott Parsons desde una perspectiva funcionalista plantea el rol del enfermo entendiéndolo como una serie de condiciones y privilegios tales como: 1) reconocer que es malo estar enfermo y buscar ayuda competente, 2) seguir el tratamiento prescrito y 3) excusarse de sus actividades habituales. Esta aproximación que sirvió para abrir el camino en la investigación sociológica en la atención sanitaria posteriormente fue criticada debido a su excesivo paternalismo y a la ausencia de la perspectiva del paciente.


Distintos grupos de investigadores motivados por superar el “objetivismo” y rescatar los “universos vivenciales” de los pacientes comienzan a utilizar metodologías cualitativas en el campo de la salud. En este grupo destaca Glasser y Strauss quienes idean la teoría anclada (Grounded Theory) como una forma de hacer emerger el sentido de lo dicho por parte de los actores sin recurrir a categorías exteriores o previas a la observación (Vieytes, 2004).


La mayor parte de la investigación cualitativa en el ámbito de la salud se ha realizado utilizando la teoría anclada en pacientes con enfermedades crónicas. En estos estudios se ha demostrado que la experiencia de enfermedad dista de ser lineal y única, algunas personas pueden percibir la enfermedad crónica como: a) una disrupción que interrumpe el flujo normal de la vida, b) una intrusión que requiere atención significativa y c) una inmersión que consume la mayor parte del día. (Charmaz, 1997). Otras investigaciones han explorado como con el paso del tiempo las personas aprenden a convivir con las enfermedades crónicas y sus requerimientos, lamentablemente pocas veces este aprendizaje se incorpora en el diálogo terapéutico. Un concepto interesante aportado desde la investigación cualitativa corresponde a la no adherencia estratégica, éste se refiere a los episodios en que los pacientes de modo consciente no siguen las prescripciones tal como son entregadas por los prestadores, sino que las adaptan con el fin de perturbar de la menor manera su vida social y bienestar. Curiosamente, la evidencia sugiere que son estos mismos pacientes los que logran un mejor control de sus enfermedades (Campbell, 2006).


Tanto a nivel teórico como práctico se requiere incorporar las perspectivas de las personas en las ciencias de la salud. Las enfermedades, más que entidades biológicas, son experiencias vitales que transcurren en la cotidianeidad de los sujetos y son ellos quienes las interpretan y les dan sentido. En la medida que que se integren estos conocimientos es probable que las prestaciones sanitarias sean más pertinentes y más útiles.


Bibliografía:

  • Campbell, R. et al (2003). Evaluating meta-ethnography: a synthesis of qualitative research on lay experiences of diabetes and diabetes care. Social science and medicine. Vol 56, issue 4, páginas 671-684

  • Charmaz, C. (1997). Good Days, Bad Days. The Self in Chronic Illness and Tim. New Brunswick, Rutgers University Press.

  • Rier D (2010). Chapter 10: The patient's experience of illness. Bird C et al Handbook of medical sociology. Sixth edition. Nashville, Tenesse. Vandervilt University Press.

  • Vieytes, Rut (2004). Metodología de la investigación en organizaciones, mercado y sociedad: epistemología y técnicas. Buenos Aires, Editorial de las ciencias.